17. Club grande

Llega junio y José apaga la tele y la radio. Igual que en diciembre. “Me desenchufo”, dice José. Y desenchufa todo. No quiere saber nada. ¿Con qué? Con las finales de campeonato, con los festejos, con las coronaciones, con los descensos o los ascensos. José no quiere estar pendiente de quién es el campeón, quién gana, quién pierde.
Ojalá pudiera pero como no puede, se desconecta.
Pero no se olvida del fútbol. Imposible para José, si él es fanático de la pelota. ¡Perdón! Fanático no, hincha (José repite y aclara que él es hincha, no fanático).
- Algún día vas a entender cuál es la diferencia -le dice a Bautista y Bautista le dice que sí con la cabeza como siempre que su abuelo le explica. O le enseña.
Como olvidarse del fútbol en junio y diciembre si todas las tardes de todos los meses, religiosamente, José camina las ocho cuadras que separan su casa del Jardín (el Jardín donde fue su hija y ahora va Bautista). Y todas las tardes Bautista lo espera con una sonrisa, con un abrazo, con hambre, con ganas de jugar a la pelota y con la enorme paciencia para escuchar las historias y anécdotas que José le cuenta del club de sus amores: momentos de gloria, jugadas insólitas, goles increíbles y jugadores invencibles. Hazañas, venturas y desventuras. Nombres, apodos y apellidos que pareciera que sólo el abuelo conoce porque en el Jardín o en la tele se habla de otros nombres, de otros apellidos.
Como olvidarse del fútbol en junio y diciembre si jugar con su nieto y contarle esas historias también es fútbol para él.
No sólo es fútbol festejar campeonatos.
Mucho antes de llegar a su casa el abuelo le pregunta:
- ¿Te dieron deberes? ¿Tenés tarea?
Siempre la misma inquietud y Bautista no entiende mucho qué le está preguntando aunque sabe que la respuesta es no.
Después de la leche, el partidito es una obligación que se suspende únicamente por lluvia.
- Hoy no te dejes ganar, abuelo -reclama Bautista otra vez.
- ¿Sos loco? -le dice José a modo de respuesta.
Y el partidito lo gana Bautista como siempre y como siempre festeja.
- Abuelo, ¿nosotros salimos campeones alguna vez? -pregunta Bautista por décima vez en su vida y José, también por décima vez, le cuenta una historia de su glorioso club cargada de emoción y de fútbol pero no de campeonatos.
- ¿Y festejamos algo?
- Claro, muchas cosas: festejamos jugar, festejamos salir a la cancha, festejamos el fútbol, festejamos goles, festejamos ganar, empatar o perder dignamente...
- ¿Y somos un club grande? -interrumpió Bautista cuando vio que la respuesta amenazaba con terminar nunca.
- ¡Por supuesto, Bautista! ¿Cómo no vamos a ser un club grande, querido? ¡Si vos y yo somos los mejores hinchas!
Bautista se rió contagiado por las risas de su abuelo y por las cosquillas que José le hacía.
- ¿Jugamos un partidito más? -preguntó José.
- ¡Dale! Pero no te dejes ganar.

Pablo Pedroso.
Buenos Aires, 17 de julio de 2009
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